lunes, 26 de diciembre de 2016

El alcohol, ¿beneficioso o dañino para el Corazón? Mitos.

 Las bebidas alcohólicas han acompañado la historia del hombre durante milenios. Los egipcios eran grandes aficionados a la cerveza, bebida más antigua que el vino que se popularizó posteriormente en las civilizaciones griega y romana. El alcohol, que era «un curalotodo» en la medicina de otro tiempo se usó como agente anestésico, desinfectante y antiséptico, e incluso reanimador y tónico digestivo, ha perdido virtualmente todas las indicaciones médicas. Hoy día no existe ninguna justificación que permita considerar al alcohol como una sustancia terapéutica, cuya venta podría realizarse en las farmacias.

 Numerosos estudios epidemiológicos han demostrado que el consumo de cantidades moderadas de alcohol, de 10 a 30 g de etanol al día, reduce la mortalidad cardiovascular, debida fundamentalmente a cardiopatía isquémica aterosclerótica y accidentes cerebrales isquémicos, respecto a los abstemios. Estos estudios han demostrado que los varones y las mujeres que beben una o dos bebidas diarias (10-30 g de alcohol diarios) tienen el riesgo más bajo de enfermedad coronaria.

 Algunos estudios atribuyen diferentes riesgos relativos de muerte por enfermedad coronaria en los sujetos que consumen vino, cerveza u otras bebidas alcohólicas de alta gradación. En los estudios de población se observa en general una relación inversa muy importante entre el consumo de vino y la mortalidad por enfermedad cardíaca, mientras que la relación es débil o inexistente para la cerveza y los licores. En estos estudios existen múltiples factores de confusión de forma que algunas características asociadas al consumo de vino y que no se hayan tenido en cuenta pueden explicar las relaciones encontradas. En algunos países los bebedores de vino suelen ser de un nivel socioeconómico más elevado, tener un estilo de vida más saludable y tener un mejor acceso a los cuidados de la salud; por tanto, la importante asociación inversa entre el consumo de vino y la mortalidad por enfermedad coronaria podría explicarse en parte por una menor probabilidad de enfermar. Otros estudios no sugieren que un tipo específico de bebida pueda ser más cardioprotector.

 Existen mecanismos que explican el efecto protector del alcohol.
Alcohol y lípidos.
 El consumo de cantidades moderadas reduce las concentraciones de ácidos grasos libres y de glicerol, mediado por el aumento de acetato, responsable de la inhibición de la lipólisis en el tejido adiposo. Por el contrario, el consumo excesivo crónico de alcohol induce el fenómeno contrario (aumento de los ácidos grasos libres) debido, en estas circunstancias, a la estimulación de la lipólisis por la liberación previa de catecolaminas.

Alcohol, trombosis y coagulación.
 El alcohol puede inhibir la trombosis y puede aumentar las concentraciones plasmáticas de fibrinógeno y disminuir la actividad fibrinolítica. Se ha demostrado que el alcohol aumenta la secreción del activador del plasminógeno tisular (t-PA) por las células endoteliales y que existe una relación directa entre el consumo de alcohol y la concentración plasmática del t-PA antigénico, aun después de controlar otros factores de riesgo cardiovascular, incluyendo el colesterol HDL.
Por otro lado, se conoce que el etanol disminuye la agregación plaquetaria, lo que retrasaría la coagulación sanguínea y, en definitiva, la formación del trombo que obstruiría la arteria.

Antioxidantes circulantes y posible importancia de su presencia en las bebidas alcohólicas: el vino.
 La mayoría de las investigaciones sugieren que los beneficios pueden deberse al consumo de vino, especialmente el tinto, una bebida rica en flavonoides (que proporcionan un efecto vasodilatador, beneficioso para las arterias), taninos y polifenoles (presentes en las semillas y la piel de la uva), que funcionan como antioxidantes contra las moléculas conocidas como radicales libres. Por otra parte, hay que recordar que el vino no es la única ni la principal fuente de flavonoides de la alimentación. La fruta, las legumbres y el té en una dieta occidental estándar aportan más de 25 mg de flavonoides/día. El vino tinto a dosis moderadas (<de 250 ml/día) puede contribuir con 2,5 a 5 mg suplementarios.

 Es importante conocer que el exceso de alcohol trae efectos indeseables en el sistema cardiovascular, nervioso y digestivo, además tiene relación con el desarrollo de cáncer y malformaciones fetales.

Efectos agudos sobre el sistema cardiovascular
  • Depresión transitoria de la función sistólica
  • Como consecuencia directamente del aumento de las catecolaminas sanguíneas: aumento del ritmo cardíaco y posible aparición de arritmias, habitualmente supraventriculares, aunque también se han descrito casos de taquicardias ventriculares y de muerte súbita en relación con ingestiones agudas de cantidades importantes de alcohol.
Efectos crónicos sobre el sistema cardiovascular.
  • Necrosis muscular, inflamación crónica, hipertrofia fibrilar y fibrosis, que pueden desembocar en una miocardiopatía dilatada, en algunas series, hasta el 50% de los casos de miocardiopatía dilatada.
En los varones y mujeres por debajo de los 40 años, el consumo de alcohol se asocia con un aumento en la mortalidad por todas las causas aún a bajos consumos. Los beneficios relacionados con la mortalidad de la bebida ligera-moderada comienzan a sobrepasar los riesgos entre los varones en la cuarentena y en las mujeres en los cincuenta, aunque entre las mujeres de 50 a 70 años, la mortalidad por todas las causas parece reducirse sólo en las que tienen al menos un factor de riesgo coronario mayor.
Los grupos que más probablemente se beneficiarán de beber pequeñas cantidades de alcohol son las personas mayores con alto riesgo absoluto de enfermedad coronaria y de accidente cerebral isquémico y con bajo riesgo absoluto de accidente, cirrosis y otras enfermedades relacionadas con el alcohol, y viceversa.

Casos en los que debe evitarse el consumo de alcohol
  • Los jóvenes que no han cumplido 18 años, ya que en los menores de esta edad el impacto endocrino y neuronal del alcohol es grave e impredecible
  • Las mujeres gestantes, ya que el riesgo de malformaciones congénitas, sobre todo antes de los 4 primeros meses de embarazo, afecta a los descendientes de mujeres alcohólicas y no alcohólicas, aunque sólo ingieran una pequeña cantidad.
  • Los enfermos con alteraciones hepáticas, lesiones cerebrales, trastornos metabólicos de tipo gota, déficit de nutrición, tuberculosis pulmonar, úlcera gastroduodenal y, en general, las patologías con cierto grado de intensidad.
  • Los enfermos psiquiátricos funcionales y orgánicos, sobre todo los epilépticos, en quienes una ingestión alcohólica simple puede ocasionar graves consecuencias.
  • Quienes no lo toleran bien y presentan alguno de los siguientes síntomas: cefaleas, migrañas, náuseas, vómitos, palpitaciones, irritabilidad, excitación y, sobre todo, estados crepusculares con conductas extremadamente violentas.
  • Los bebedores que corren el riesgo de volverse alcohólicos o que ya se están alcoholizando (uso frecuente del alcohol para embriagarse o para desinhibirse o sentirse más seguro; ingestión de alcohol mantenida a lo largo del día, asociación de hábitos de beber con la aparición de alteraciones psíquicas previas o posteriores).
Comentarios: las guías actuales no recomiendan más de 2 bebidas por día en hombres (no más de 7 bebidas a la semana) y no más de 1 bebida por día en mujeres (no más de 4 bebidas a la semana), recomendar el consumo de alcohol en la población de forma generalizada puede traer efectos indeseables a la salud, ya que existen numerosos aspectos que se deben tomar en cuenta, por lo tanto el médico debe individualizar los beneficios y riesgos de su consumo. Existen otros aspectos del estilo de vida que han demostrado tener impacto positivo y seguro en la prevención de enfermedades cardiovasculares, como son el abandono del tabaco, el ejercicio físico regular, mantener un adecuado peso corporal y reducción de la ingesta de sal, evitar el consumo de grasas trans, por ello se deben tener en cuenta como medidas principales.


Referencias:
¿Es bueno el vino para el Corazón? http://www.fundaciondelcorazon.com/corazon-facil/blog-impulso-vital/2265-vino-bueno-corazon.html.
Effect of red wine and red grape extract on blood lipids, haemostatic factors, and other risk factors for cardiovascular disease. European Journal of Clinical Nutrition (2005) 59, 449–455. doi:10.1038/sj.ejcn.1602107.
Guía de la ESC/EAS sobre el manejo de las dislipemias. Rev Esp Cardiol. 2011;64(12):1168.e1-e60.
Vino y corazón. (Rev Esp Cardiol 1998; 51: 435-449).


0 comentarios :

Publicar un comentario